Espacios: la obra, la exhibición y el catálogo. Agosto 2011



R  E  S  I  S  T  E  N  C  I  A  S

 

Ante una escena contemporánea caracterizada por la incertidumbre y el constante cambio, es que el seminario Resistencias se propone como una instancia desde donde poder abordar algunos de los problemas que colaboran a la construcción de una agenda en permanente transformación. Una agenda en estado gaseoso, que se encuentra más allá de la consistencia monolítica propia de las certezas. Una agenda elaborada más bien, a partir de la materialidad precaria de las interrogantes.

 

Confiando en la fortaleza de la discusión como primer lugar para el conocimiento, es que el seminario  Resistencias  se propone como una instancia en donde poder confrontar diversas miradas y voces que permitan construir enfoques aún provisorios, desde los cuales poder dar cuenta de una contemporaneidad de difícil descripción, análisis y sobre todo, acción.

 

Es así como el seminario Resistencias busca el trazado de unas cartografías de partículas –  mapas sobre la arena – que ayuden desde las exploraciones individuales, a poder vislumbrar posibles rutas sobre las cuales avanzar hacia nuevas parcelas del conocimiento.

 

E  S  P  A  C  I  O  S 

L a  o b r a ,  l a  e x h i b i c i ó n  y  e l  c a t á l o g o.

Miércoles 10 de agosto de 2011, 18:00 hrs.

FADEU. Salón Sergio Larraín, El Comendador 1946.

Invitados: Pablo Oyarzún Robles / Carla Cordua / Juan Pablo Langlois Vicuña / Claudia Zaldívar Hurtado

Al partir de comienzos del S. XX, con el advenimiento de los distintos movimientos de vanguardia, los formatos tradicionales de las artes visuales cambian, la escultura escapa de su pedestal y la pintura trasgrede el límite del marco, tornando así dificultosa o inoperantes las tradicionales distinciones. Esto trae aparejado que las relaciones entre obra y espacio continente se tornen paulatinamente más complejas. Complejidad que se evidencia ya tempranamente como se advierte en los ready made duchampianos y, también, en la sección Suprematista de la exposición futurista de 1915 en Petrogrado, cuando Malevich coloca su famoso “Cuadrado negro sobre fondo blanco” en el vértice de la sala, colocando el cuadro en directa relación y dialogo con el espacio que lo contiene. Un proceso que se acelerará brutalmente a partir de la segunda mitad del S XX en la espacialización de las obras, tempranamente advertido por Rosalind Krauss (1972) en su ensayo “La escultura en el campo expandido”. Obras, a las que refiere Krauss, que en muchas ocasiones escapan del ámbito museístico siendo reintroducidas únicamente mediante los diferentes modos de registro. En Chile la instalación Cuerpos Blandos (1969) del artista chileno Pablo Langlois es Considerada la primera instalación que rompe con los formatos tradicionales de la pintura y la escultura, y a su vez establece una relación directa con la arquitectura del Museo Nacional de Bellas Artes, edificio donde se realizara dicha intervención.

Asimismo muchos de estos cambios se producen como directa consecuencia de la “pérdida o cambio de función” en las artes visuales. Aspecto que se evidencia en la máxima de Joseph Kosuth “Art indeed exist for its own sake” (el arte existe para sí mismo). Este cambio trae aparejado la pérdida del lugar al cual la obra pertenecía, el templo de culto, el retrato en el ambiente domestico, entre otros. Lugar que evolucionará a partir de fines del S XIX del salón de exposición Beaux Arts al neutro cubo blanco de la galería y a los super museos contemporáneos. Contenedores de arte, estos últimos, que en su acumulación expositiva en muchos casos terminan por anular el sentido de las obras tornándolas mudas. Este fenómeno, el del super museo contemporáneo, tiene probablemente como punto de partida la construcción en París del Centro Georges Pompidou, 1970-77 (Beaubourg) y quizás haya alcanzado su máxima expresión hasta el momento, en el epilogo del S. XX, con la construcción de la franquicia española del Museo Guggenheim Bilbao, 1990-97. Un museo que se propone como puro espectáculo en sí mismo por sobre los contenidos que está destinado a acoger, desplazando la importancia del contenido al continente. Si tradicionalmente uno puede atar el Louvre a La Gioconda y el British Museum a los frisos del Partenón o a la Piedra Rosetta, esta relación entre continente y contenido en los nuevos super museos se torna en muchos casos, por lo menos, precaria y dificultosa. Dificultad que se transfiera directamente al ámbito curatorial, el cual tiene como misión ordenar y presentar este arte que ha desbordado en todo sentido su formato tradicional.

1 Formatos desbordados.

 

La “rotura del marco” y la “desaparición del pedestal”, fueron procesos que se incrementaron aceleradamente a partir de la segunda mitad del S.XX. Es así como las prácticas de las artes visuales han desbordado sus formatos clásicos, llámese pintura y escultura. Por lo que las relaciones entre la obra y el ámbito expositivo han cambiado, produciéndose interacciones obra-ámbito, de gran complejidad. En este sentido, es que se plantea la discusión acerca de las nuevas relaciones que se dan entre la obra de arte contemporánea y su ámbito expositivo, instancia en donde el papel del sujeto – devenido espectador – también ha cambiado.

2 La obra-espectáculo.

 

El museo como obra de arte. A partir de la construcción del museo Guggenheim Bilbao y los epígonos que intentan seguir sus pasos, se podría afirmar que el “status” del museo – como era entendido tradicionalmente –  cambió.  Por un lado, haciendo muchas veces del museo la principal “pieza de arte”, por sobre su contenido expositivo. Por el otro lado, la transformación de muchas expresiones culturales hacia escenarios en donde la condición de espectáculo – en el sentido dado por Guy Debord – han terminado por modificar los espacios del arte,  posicionando a la exposición como un objeto más en el mapa turístico global.

3 Medios globales.

Acercamientos entre arte, arquitectura y mass media. Históricamente se ha referido la apropiación por parte de los medios publicitarios de diferentes expresiones del arte y otras expresiones contraculturales, anulando su intención de resistencia, incorporándolas despojadas de su ideología en el merado para su consumo. Hoy en día – de cierta manera – se podría hablar del proceso inverso. En referencia a que el arte – y no en menor medida la arquitectura – han comenzado a actuar desde tácticas de los medios publicitarios. La gran escala, el espectáculo, el efecto ilusorio, son algunas estrategias que ilustran estas transformaciones.

En relación a lo anterior, también se puede constatar el cambio de “status” en la figura del arquitecto y también del artista. El arquitecto emulando a Hollywood como star-architect y los artistas – post-Warhol – intentando seguir sus pasos.

4 Orden curatorial contemporáneo.

El curador es el encargado de mediar entre el artista y el ámbito expositivo. Ordenar, catalogar, gestionar – en el amplio sentido de la palabra – la o las obras, para luego colocarlas en dialogo o confrontación cuando se trata de más de un artista en juego. También es el encargado de “explicar” la muestra o las obras, traducir el lenguaje del artista a las necesidades de entendimiento de un colectivo más amplio: la sociedad. Construyendo una interpretación que guarde relación con la obra, pero que a su vez le permita instalarse en un medio más amplio, generalmente traducida en el “catalogo de la muestra”. Por otro lado, es el encargado del rol complejo de determinar lo que queda dentro y lo que queda fuera, tanto de obras como de artistas. Un rol que coloca al curador contemporáneo en una posición de responsabilidad, dentro de la cual debe resolver las múltiples dimensiones entre obra-ámbito, obra-obra, obra-sociedad, autor-obra, autor-autor, etc.VKPK

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