Actividad paranormal: Metropol Parasol y otras para-tecnias.


Actividad paranormal: Metropol Parasol y otras para-tecnias. Por: Gonzalo Carrasco Purull + Pedro Livni.

 

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A las 18 horas del pasado domingo 27 de marzo, el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE) daba por inaugurado el proyecto que el arquitecto alemán Jürgen Mayer H. diseñó para la Plaza de la Encarnación: el Metropol-Parasol. Propuesta que obtuvo el primer lugar en el concurso organizado por el Ayuntamiento de la ciudad el año  2004, con el fin de dar un emplazamiento definitivo al principal mercado de la ciudad.

Conocido popularmente como “las setas de la Encarnación”, el Metropol-Parasol se levanta sobre el nuevo museo arqueológico de la ciudad, el cual exhibe importantes piezas de Sevilla en su época romana. Sobre este basamento histórico, es que se yerguen seis estructuras o “parasoles” que dan forma a una pérgola de 160 metros de largo, 80 metros de ancho y30 metros de alto. En cuya cúspide – donde los parasoles se conectan – se emplaza una terraza en donde se ubican un restaurante y una pasarela, desde la cual se tienen vistas panorámicas de toda la ciudad.

Pero ¿por qué es necesario detenerse en el Metropol-Parasol? ¿Es acaso por el despliegue de un repertorio de formas de alta complejidad? ¿Es por lo avanzado de las tecnologías que han sido implementadas para su construcción? ¿O es acaso por su rol de activador urbano dentro del casco de Sevilla?

No, la fascinación detrás del Metropol-Parasol descansa en un hecho que tal vez los flash de su inauguración no han dejado ver con claridad. Metropol-Parasol es tal vez la primera obra que ha eliminado los agentes de mediación entre el proyecto y la obra construida.

Tradicionalmente entre el proyecto y la obra existía un proceso de acomodación, que se traducía en una serie de negociaciones entre el proyecto, el lugar, unas tecnologías disponibles, un presupuesto, así como entre los accidentes, fallos y modificaciones a pie de obra, que hacían del edificio algo similar, pero radicalmente diferente a sus representaciones. Sin embargo, Metropol-Parasol se constituye en representación pura, una obra sin mediación. Una obra que se acerca tremendamente a la ideación pura, en donde el edificio se constituye como una entidad paradójica de idealización e inmanencia. Las diferencias entre el modelo expuesto en el MOMA y la obra que se yergue en la plaza de la Encarnación, apenas establecen diferencias de grado, o en el mejor de los casos, de escala. Pero esta entendida principalmente como magnitud, tamaño referenciado a la medida de quien lo mira desde la plaza bajo los parasoles, en el papel satinado de una fotografía, o en la fosforescencia de los pixeles de una pantalla.

Mientras que la construcción en arquitectura se traducía en unos medios disponibles que ayudaban a producir una obra, en el Metropol-Parasol esas relaciones se vuelven débiles, difusas, haciendo que los fines se vuelvan los medios, y viceversa. Y este punto es central, porque redefine el lugar que le cabe a la tecnología ( o a las técnicas) en la construcción de la arquitectura. La tecnología en el Metropol-Parasol ya no se entiende únicamente como los medios disponibles destinados a la producción de la arquitectura, sino que estos se constituyen principalmente en una estación terminal, el fin, el destino de la obra. Es así que el Metropol-Parasol además abre otra interrogante y es acerca de los fines de las tecnologías aplicadas en la arquitectura contemporánea. En donde cada vez se convierten  de ser meros instrumentos y herramientas de lo posible, a una pura finalidad. Por lo tanto ¿podemos seguir llamando a esto tecnología? ¿Se puede concebir una tecnología no instrumental, sino concebida como pura finalidad?

Paracronismo.

El año de 1837 se construye al antiguo mercado de la Encarnación, el cual se convirtió en la primera plaza de abastos permanente de Sevilla. Este lugar se volvió con el paso del  tiempo, en el principal centro de intercambio comercial y económico de la ciudad. Esta situación se mantuvo hasta 1970, cuando se aprobó la demolición del inmueble. Un hecho que obligó el año de 1973 alos comerciantes de la antigua plaza a desplazarse a unas instalaciones provisionales adyacentes al sitio. Lugar en donde se mantuvieron hasta la construcción del Metropol-Parasol.

Con el tiempo – y luego del traslado de los comerciantes – la zona sufrió un fuerte deterioro y abandono. Lo que hizo que incluso se llegara a estudiar en los años noventa, la posibilidad de construir en el sitio un estacionamiento subterráneo.

A partir del año 2003 y producto de la realización de una serie de excavaciones arqueológicas en el lugar, es que se pusieron al descubierto los restos arqueológicos del que  hoy es el mayor yacimiento romano de Sevilla.

Es así, y teniendo como marco estos hechos, es que hacia el año 2004 surgió la iniciativa por parte del Ayuntamiento, de convocar a un concurso de ideas. El cual tenía como objetivos principales el de proponer una solución a la situación de provisionalidad en que se encontraban los comerciantes de la plaza de la Encarnación, el entregar una propuesta para la presesión y exhibición de los restos romanos recientemente descubiertos, y además de hacer del proyecto un polo de desarrollo que beneficiara no solamente a ese sector de la ciudad, sino a toda Sevilla.

El concurso de ideas – al cual se presentaron 65 entradas – tuvo carácter internacional. El jurado estuvo compuesto por los arquitectos Toyo Ito, Herzog & DeMeuron y Alejandro Zaera-Polo, además de algunos representantes de las universidades. Las bases del concurso estipulaban como condición la exigencia de construir un mercado de abastos, una plaza pública y un museo arqueológico, conservando además los restos romanos descubiertos en el sitio. De todas las entradas, la propuesta de Jürgen Mayer – que no estuvo respaldada por una memoria técnica – fue la que presentó un presupuesto mayor, el cual bordeaba en ese momento los 33 millones de euros.

Parasol.

La propuesta de Mayer se organiza por medio de cuatro niveles, siendo su principal característica, la presencia de seis parasoles de doble-curvatura. Estos elementos están  construidos mediante una doble trama estructural de Kerto®, y sus alturas oscilan entre los 20 y 26 metrosde altura, superando así el horizonte fijado por las cornisas de los edificios adyacentes a la Plaza de la Encarnación.

En el nivel menos uno, se ubica el “Antiquarium”, museo que exhibe los restos arqueológicos que reconstruyen la vida, sociedad y vida cotidiana de la antigua Hispalis. El nivel cero está ocupado por una plaza cubierta que sirve de conexión con las calles Puente, Pellón y Regina. En este mismo nivel es donde se emplaza además el mercado de abastos, ocupando una superficie comercial de 836 m2, con una capacidad para albergar 40 puestos de venta. Junto a estos, hay un área destinada a albergar las diversas actividades asociadas al mercado, tales como: el acondicionamiento de zonas de carga y descarga, vestuarios, aseos, áreas de almacenaje y extracción de basuras, cámaras frigoríficas además de todas las superficies destinadas a la ubicación de las instalaciones. El nivel +1 corresponde a la plaza elevada, un espacio público de una superficie de más de 3.000 m2. Este es un espacio de funcionamiento tanto diurno como nocturno. De día, contempla el funcionamiento de fuentes de agua que – una vez puestas en funcionamiento – están destinadas a mejorar las condiciones de confort climático de la plaza. La instalación de una serie de mobiliario urbano, busca hacer de este nivel un lugar atractivo para descansar y contemplar la ciudad. Por otra parte, la plaza elevada por la noche se ilumina desde los parasoles, haciendo de este lugar una plataforma disponible para acoger diversas actividades culturales y públicas. Por último, el nivel +2 es el lugar en donde se ubica la terraza o balcón panorámico, una instalación que pretende democratizar las vistas hacia la Giralda, las cuales hasta el momento son disfrutadas exclusivamente por los propietarios de los pisos superiores de los edificios del centro de Sevilla.

Setas.

Por otra parte, la forma de las “setas” o parasoles encuentran su justificación a través de la formulación de una analogía con unos ficus centenarios que crecen en la Plaza Cristo de Burgos, en las inmediaciones del proyecto.

El proyecto – si bien terminó construyéndose en Kerto® – en un comienzo estuvo pensado en acero. De esto dan cuenta las imágenes presentadas por el equipo de Mayer al concurso, en donde los parasoles aparecen construidos a partir de una delicada filigrana metálica. Un  elemento el cual deja pasar no sólo una luz tamizada, sino que además permite el surgimiento de vistas parciales del entorno inmediato a la plaza. Sin embargo, la posibilidad de construir el proyecto siguiendo el diseño generado por los arquitectos, pronto fue desechado, probando ser demasiado costoso. Es así como el equipo de arquitectos – en colaboración con el despacho de ingeniería Ove Arup –  desarrollaron otras alternativas, llegando finalmente a la que apareció como la más plausible: una estructura tridimensional de Kerto® apoyada sobre una sub-estructura de hormigón y acero.

La madera – elemento principal del Kerto® – fue conseguida a un precio razonable, un material atractivo además por sus características como un material “renovable”, el cual puede ser fácilmente procesado en elementos que tal como lo señaló Mayer “tienen una gran aceptación por parte de la mayor parte del público”.

Una grilla de 1,50 x 1,50 metrosconstituida por placas de Kerto® de un espesor que varía entre los 68 y 311 mm, son las encargadas de darle forma a las “setas”. Con el fin de darle a la estructura una apariencia homogénea y proteger asimismo a la madera de la agresión de los agentes ambientales, es que se protegieron cada uno de los componentes mediante la aplicación de unas placas de poliuretano de 3 mm de espesor de color arena. Sólo los elementos de Kerto® alcanzan una cantidad total de 3.400 piezas, los cuales necesitan además de alrededor de unos 3.000 conectores. Las piezas de Kerto® de mayores dimensiones alcanzan los 16,50 metros, correspondiendo a aquellas que ayudan a dan forma a las columnas-troncos de los parasoles.

Tomando en consideración las fuertes solicitaciones a las que está sometida la estructura – especialmente en aquellas zonas en volado – es que se empleo una estructura híbrida a través de la cual los esfuerzos a compresión de la madera son combinados con elementos de acero que actúan a tracción.

Este es un punto importante que distingue a la estructura del Metropol-Parasol. Si bien están construidas a partir de un super-material como es el Kerto®, la super-fragmentación de los componentes de la estructura, hace que esta esté formada por elementos discontinuos. Hecho que hace que gran parte de los esfuerzos de cizalle sean absorbidos por los conectores de acero. Por otra parte, la escasa longitud de los elementos de madera y su poca continuidad, hacen que el Kerto® tenga un comportamiento muy débil ante la flexión – una característica por lo demás fundamental en la madera – por lo cual estos esfuerzos son absorbidos mediante tensores de acero, incrementando así el peso total de la estructura.

Super-material.

Los componentes de la estructura del Metropol-Parasol fueron fabricados en los talleres de la firma Finnforest Merk , en su sede de Aichach, Alemania (http://www.finnforest.de ). En donde – y de acuerdo a modelos 3D facilitados por los arquitectos – las piezas fueron cortadas mediante robots, en secciones de un metro de altura de promedio. El volumen total de Kerto® fabricado por Finnforest Merk para construir el Metropol-Parasol fue de aproximadamente unos 2.500 m3.

El Kerto® es un material desarrollado por Finnforest Merk conocido por su alta resistencia y rigidez, el cual es fabricado en paneles, los cuales son conectados mediante el empleo de montantes. El Kerto® tiene dentro de sus principales características, el de ofrecer una alta resistencia estructural, sumado a la generación de componentes de una gran esbeltez. El Kerto® así se comporta exhibiendo una enorme resistencia a la tracción, una alta resistencia a la flexión y una buena resistencia a la compresión.

Este material es una especial clase de chapa laminada de madera. Está formada por varias capas de madera de coníferas, la mayor parte correspondiente a maderas de abeto expotado por la misma empresa Finnforest Merk desde sus propias reservas ubicadas en  Finlandia. Las chapas son cortadas manteniendo un espesor de 3 mmde espesor, las cuales son posteriormente encoladas entre sí, mediante un proceso continuo, en donde desaparecen las juntas. Esta característica en el proceso de fabricación del Kerto® es el que permite obtener paneles de grandes dimensiones provistos de una gran estabilidad estructural. La fabricación de piezas pequeñas por lo tanto, implica un desperdicio de una de las características fundamentales de este material: su cohesión.

Las chapas una vez cortadas son secadas al horno. Después del secado es que las chapas se encolan, empleando un tipo de pegamento no tóxico y resistente al agua (Kerto-Q LVL). Las chapas una vez pegadas entre sí, son apiladas para posteriormente ser prensadas en caliente. Luego se dimensionan, se dividen en pilas, para finalmente ser almacenadas.

Los paneles Kerto®  se fabrican manteniendo a raya los índices de humedad de la madera, alcanzando el 9 por ciento, evitando de esta manera la aparición de deformaciones por contracción y las consiguientes fisuras. Este producto además es producido alcanzando un peso tal (500 kg/ m3 ), el cual hace posible su transporte, facilitando además su montaje.

Una de las fortalezas del Kerto® no aplicadas al proyecto Metropol-Parasol se relaciona con la posibilidad de este material para ser fabricado en piezas continuas de grandes dimensiones, pudiendo estas alcanzar los 23 metrosde longitud. Una valiosa ventaja que se traduce en una disminución en los cortes y por lo tanto, en las uniones y conectores necesarios para montar la estructura, lo cual incide en el peso total de la estructura. Una característica que además disminuye los procesos detrás del montaje, reduciendo  los tiempos de construcción. Abaratando así los costos de la obra y mejorando las características sostenibles de los procesos necesarios para el ensamblaje.

Tanto la determinación de la geometría de los elementos de Kerto®, como su ubicación en la obra, fueron operaciones coordinadas por los arquitectos a través de la utilización de  modelos 3D y  plantillas en formato Excel, información que era leída en un programa de CAD.

El proyecto de Mayer – que tiene como lema “Desde las profundidades de la historia, hasta la visión de Sevilla desde las alturas” – ya desde antes de su inauguración ha sido considerado como uno de los íconos del recién iniciado siglo XXI. Ha sido galardonado con la medalla de bronce del concurso de proyectos sostenibles Holcim Awards el 2005 (http://www.holcimfoundation.org  ) y fue expuesto en el MoMA de Nueva York el 2006  junto a otros 35 proyectos en la exposición “On-Site: Nueva Arquitectura en España”.

Parafilia.

La construcción de la obra fue adjudicada a la empresa Sacyr, la cual además obtuvo la concesión del proyecto por un plazo de 40 años. De acuerdo a lo planificado en un inicio, las obras del proyecto Metropol-Parasol tenían como fecha de inicio a fines del año 2004. Esto, con el fin de concluir las obras antes de las elecciones municipales de mayo del 2007. No obstante, el inicio de su construcción se pospuso hasta el otoño del 2005.

Los retrasos en la construcción del Metropol-Parasol aparecieron ya en el 2006, cuando los trabajos estuvieron detenidos seis meses producto de las exigencias formuladas por el Ministerio de Cultura, el cual solicito la realización de una serie de modificaciones al proyecto del museo arqueológico. A fines del 2006, las lluvias obligaron a detener  los trabajos por tres meses más. Un lapso de inactividad que se sumaría a los dos meses empleados para despejar el área de la plaza, con motivo de las celebraciones de la Semana Santa del 2007. Sin embargo, no fue hasta el mes de mayo de ese mismo año en que surgió  el que sería el principal problema: los arquitectos, ingenieros y la empresa constructora no sabían cómo construir el proyecto cuyas imágenes habían sido presentadas al concurso. Más específicamente, no se sabía como poder fijar los componentes de madera. Es así – y con el fin de desarrollar la tecnología que hiciese viable el proyecto – es que las obras permanecieron detenidas por un período superior a un año.

Antes de la adjudicación del proyecto a Sacyr, el Ayuntamiento debió suspender otro proyecto para el lugar desarrollado por Martín Castillas, el cual ya había empezado a construirse. Es así que el Departamento de Urbanismo debió pagar en términos de indemnización por paralización de proyecto una suma de nueve millones de euros.

Luego, el presupuesto del Metropol-Parasol se incrementó desde los 33 millones de euros iniciales a 51, costos que fueron absorbidos en partes iguales entre el Ayuntamiento y lal empresa Sacyr. No obstante, el presupuesto siguió elevándose, hasta llegar hacia fines del2010 aun monto cercano a los 90 millones de euros: un 75 por ciento más del presupuesto inicial.  De todos los suplementos restantes se ha hecho cargo el Gobierno.

Ya en el 2008 la Gerencia de Urbanismo aprobó el primer suplemento al presupuesto del Metropol-Parasol con un monto de 8,5 millones de euros. Monto al que se le agregarían otros 17 millones a inicios de ese mismo año, suma que se incrementaría aún más con un aporte en mayo del 2010 de 13 millones de euros, suplementos que sumaron 30 millones de euros. De estos incrementos al presupuesto, más de 17 millones fueron destinados a la construcción de la cubierta de los parasoles, especialmente en lo que se refiere al sistema de unión entre las piezas de madera. Ocho millones y medio de euros se destinaron en cambio al proyecto de museografía. El monto restante se destinó a mejoras urbanísticas, tales como modificación de los pavimentos, redistribución de los locales comerciales, los equipos destinados al suministro eléctrico y temas de seguridad, como el aumento de la altura de las barandas y sus pruebas de carga.

A instancias del Secretario Municipal y el Consejo Consultivo es que se exigió la apertura de una investigación con el fin de determinar las responsabilidades en los incrementos al presupuesto del proyecto Metropol-Parasol. Mientras que el alcalde Monteseirín ha señalado como principal responsable a la empresa Sacyr y al arquitecto Mayer, el Secretario Municipal culpa al Ayuntamiento no haber detenido el proyecto el año 2007 – año en donde la viabilidad del proyecto fue puesta en duda –  sino que por el contrario,  haber instado a los profesionales a buscar la manera “a cualquier costo” de construir el diseño tal como estaba previsto.

Sin embargo detener el proyecto Metropol-Parasol no resultaba una operación gratuita. Significaba desembolsar en conceptos de indemnizaciones una suma de 21,5 millones de euros. Motivo que hizo que el alcalde Monteseirín prosiguiera con las obras, absorbiendo el Ayuntamiento los restantes incrementos al presupuesto.

En el discurso de inauguración de las obras, el alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín se refería al espacio del Metropol-Parasol como un hecho en donde se “abre las puertas al progreso económico y al desarrollo de un sector de la ciudad que estaba en franca decadencia, unos territorios urbanos que ahora recuperan la centralidad que conocieron en otro tiempo”, en donde “lo que durante décadas ha sido un lugar de paso, ahora es un lugar de atracción”. Atracción que para el alcalde trasciende a la misma ciudad, donde “lo que el desarrollismo vulgarizó y despersonalizó, ahora, en un giro propio de nuestra personalidad creativa, la Sevilla del siglo XXI lo convierte en un espacio urbano sorprendente, mucho más allá de las fronteras”. Una aspiración dentro del cual, el Metropol-Parasol implica una nueva ciudad, ya que “Sevilla no puede ser la ensoñación de un pasado idealizado y sin futuro, la Vetusta pequeña y provinciana”.

El discurso del alcalde –en donde agradeció el tener “el privilegio de asistir a la inauguración de la Sevilla del Siglo XXI” –  concluyó con un concierto protagonizado por la Orquesta Sinfónica Municipal, la cual interpretó piezas de ópera sevillana como “Carmen” de Bizet, “La vida breve” de Manuel de Falla” y “Las bodas de Jerónimo Alonso” de Albéniz. Por su parte, la Orquesta y Coro de la Universidad de Sevilla interpretaron el cuarto y quinto movimiento de la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven.

Si, Sevilla entraba así de lleno al siglo XXI.

Para-tecnología, para-tecnia, parasol.

El prefijo “para-” significa “junto a”, “al margen de”, como también “contra”. Es así que podemos intentar llamar a una tecnología no instrumental, concebida como pura finalidad, como una “para-tecnología” o “para-tecnia”. Una tecnología hecha de medios que se ubican “junto a” la otra tecnología – hecha de medios, instrumental – emplazada por lo mismo muchas veces “al margen de” esta, en lugares de borde, fronterizos. Una tecnología que al modificar el orden de los fines y los medios, actúa por oposición, “contra” los criterios con que comúnmente ha sido evaluada la tecnología.

La para-tecnia por lo tanto no se regirá por criterios de eficiencia, de costos, de tiempos invertidos, de número de operaciones requeridas para su implementación, de lo que podríamos llamar evidencia empírica.

La para-tecnia no busca comprobarse, sino que es evaluada por sus “efectos”, siguiendo los criterios con que se miden las transacciones comerciales contemporáneas. La volatilidad de la especulación financiera – huidiza, que trabaja con y desde el riesgo – se opondrá en la para-tecnia a la objetivación propia de la tecnología. Los datos, parámetros o índices, no serán por lo tanto valores objetivos, sino que tendrán que ser siempre “interpretados”, tal como los valores de la bolsa necesitan ser traducidos a posibles efectos deseables o no deseables.

La para-tecnia si bien puede lucir similar a la tecnología, corre por un carril paralelo a esta. No avanza, sino que simplemente se mueve. No busca por lo tanto en la experiencia la posibilidad de mejorarse, de admitir los errores y los fallos. La para-tecnia por lo tanto no tiene memoria, o si la tiene es de cortísimo plazo. No maneja por lo tanto antecedentes de experiencias anteriores. Sus parámetros son solo datos que dan cuenta de un puro presente.

Sin embargo la para-tecnia suele presentarse como lo nuevo, lo último y también como lo inevitable. Como sus argumentos no se basan de datos comprobados por la experiencia sino por sus posibles efectos, su novedad radica en la diferencia, no en la evolución que es una forma de repetición. La para-tecnia por lo tanto siempre es singular, es la excepción, lo particular, el ave raris. La para-tecnia es el pájaro dodó, la sirena y el unicornio, se cataloga por lo tanto no en familias ni especies, sino de acuerdo a la particularidad de los bestiarios.

La para-tecnia por lo mismo se piensa y se hace desde los bordes, de los márgenes. Se mueve en la superposición de las disciplinas. Puede adoptar todas las formas de la marginalidad. Desde la guerrilla hasta la exclusividad de la élite. La para-tecnia nunca es masiva, no busca llegar a toda la sociedad, sino a una porción de ella. Mientras la tecnología busca dar solución – o al menos crear un deseo de esta –, la para-tecnia posee  el deseo frío de los encuentros casuales.

La práctica de la para-tecnia es una labor de oposición, que trabaja continuamente contra las leyes que gobiernan la realidad. Todo en ella es dificultad, esfuerzo, alejándose  de todo lo que aparece como simple. La para-tecnia es por lo tanto un trabajo muscular, no cerebral. No es una física fría, sino que es una física caliente, tal como la que se encuentra en los gimnasios. La para-tecnia por lo mismo siempre es esfuerzo, es gasto de energía. Se le descubre en el derroche, en el exceso. Actúa por lo mismo por saturación, por acumulación de esfuerzos, de medios empleados, de presupuesto gastado. La física de la para-tecnia es una física construida a base de esteroides, barras energéticas y suplementos alimenticios.

Al convertir en fines a los medios, la para-tecnia no tiene límites de crecimiento. Puede ser tan grande como se le permita. La para-tecnia se aleja de la miniaturización, sufre de elefantismo. La para-tecnia es Gulliver en Liliput, y es voraz como Pantagruel.

La para-tecnia goza de plena autonomía, es auto-referente y gusta de escucharse a sí misma. La para-tecnia se entiende por lo mismo desde sus reflejos, desde sus representaciones. Es Narciso junto al estanque. El diagrama, el modelo, la exposición, la publicación, son formas en que se replica a sí misma, siguiendo el efecto especular de los espejos al interior de un ascensor o dentro de un probador de ropa.

La para-tecnia suele enunciarse como un paracronismo: pretende haber aparecido antes de realmente haber acontecido. Ama las genealogías y los parentescos. La para-tecnia tiene por lo tanto muchos padres, aunque su madre siempre es desconocida. Su fortaleza radica justamente en aparecer con múltiples nombres  y múltiples orígenes.

La para-tecnia trabaja desde la paradoja, de lo no resuelto. No se soluciona, no se resuelve, sólo se formula. Y como paradoja suele aparecer como una idea extraña, opuesta al común sentir de las personas. A pesar de aparecer muchas veces como inverosímil y absurda, siempre busca la manera de mostrarse como posible, como ideas vestidas con la apariencia de una verdad. Por lo tanto, la para-tecnia siempre trabaja desde la contradicción.

La para-tecnia alcanza su mejor actuación en la celebración, en las ceremonias. Su lugar es la parafernalia. Por lo mismo, se le suele encontrar en las páginas de sociedad, de espectáculos, de entretenimiento de los periódicos. La para-tecnia busca casi siempre formalizarse en imágenes paradisíacas. Naturaleza y artificio por lo tanto para la para-tecnia se diluye en el simulacro. Débilmente mimética, la para-tecnia no busca desentrañar las leyes y lógicas de la naturaleza, sino que más bien constituirse en un reflejo débil de sus formas. Un eco deformado, un registro lleno de interferencias. Ruido blanco.

A diferencia de la tecnología – cuyo carácter instrumental pretende ampliar las capacidades del ser humano – la para-tecnia trabaja más cerca de las prótesis que de las herramientas o las ortopedias. Como prótesis, la para-tecnia necesita un cuerpo, del cual es residente. Su comportamiento es el del implante, de la inyección de botox. Trabaja por deformación, hinchazón, transformación, desplazamiento, extensión.

La manera en que es implantada es un proceso – o una serie de procesos – que siguen la lógica de la parasitosis. Huésped y residente, fijarán así relaciones muchas veces abusivas, de desgaste. Un combate constante, problemático, lleno de fricciones, pero nunca resuelto. Un conflicto en el cual, la para-tecnia absorberá del contexto-huésped la energía y los recursos para hacerse posible, cuidando eso si de no debilitarlo hasta el punto de hacerlo morir o desaparecer.

La para-tecnia al presentarse muchas veces desde  conceptos, ideas, imágenes o metáforas, tiene su fortaleza – y debilidad – en la construcción de una idea fija. Es por esto que se puede decir que la para-tecnia como proceso mental, es una clase de paranoia. Como una perturbación mental en torno a una idea fija, la para-tecnia se resistirá a todo tipo de modificación. La realidad tiene necesariamente que acomodarse a la para-tecnia, nunca al revés. Como paranoia, la para-tecnia no busca ser demostrada, no apela a una lógica, nunca es razonable. Como paranoia, es sumamente individual. Para explicarse poco sirven las razones, más bien – y en esto es plenamente paranoica – requiere su traducción a emociones, sensaciones, visiones, colores, texturas o ruidos.

Como pensamiento paranoide, la para-tecnia no trabaja desde lo anormal, sino más bien desde lo paranormal. Funciona con y desde los fenómenos. Fenómenos científicamente inexplicables, pero que sin embargo – y si se tiene el instrumental indicado – pueden ser “advertidos”, aunque no medidos. Fenómenos que muchas veces adquieren la consistencia huidiza de un fantasma. Fenómenos que hacen de la para-tecnia y la arquitectura que ayudan a producir, una entidad ectoplásmica. Una consistencia en donde los fines son los medios y viceversa.

Metropol Parasol, paranoide, paranormal, para-técnico, parasitosis, parafilia. VKPK.

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