La casa abollada: representaciones del planeta Tierra, del Whole Earth Catalog al GOCE. Por: Gonzalo Carrasco Purull + Pedro Livni.

La semana recién pasada la Agencia Espacial Europea, a través de su programa GOCE (Gravity and Ocean Circulation Explorer) hizo público los primeros resultados obtenidos a partir de los datos entregados por el satélite GOCE, puesto en órbita desde marzo del 2009 (http://gu.com/p/2z64v). Los datos recogidos se centraron en la determinación de las diferencias de gravedad sobre la superficie terrestre. Un dato clave a la hora de realizar cualquier tipo de estimación en torno a los futuros escenarios climáticos globales. Ya que la gravedad actúa sobre fenómenos tales como las corrientes marinas, el nivel de los mares o el comportamiento de los hielos, todos de fuerte influencia para la determinación del clima en el planeta.

Estos datos fueron ingresados en un modelo o geoide, cuya forma final fue producto de la deformación de la superficie de la Tierra, para hacer que en cada punto de su superficie se obtuvieran equivalentes valores de fuerza de gravedad. Las imágenes entregadas por el equipo del GOCE muestran en amarillo aquellas zonas en que la gravedad es mayor, mientras que en azul las áreas en donde esta se presenta débil. Es así como la imagen lograda es la de una Tierra deformada, abollada, algo muy parecida a la forma irregular de una patata.

Estas imágenes de la Tierra – que la muestran sujeta a  poderosas tensiones y fuerzas – se alejan bastante de aquellas otras generadas a partir de los primeros vuelos espaciales llevados a cabo en la década de los sesenta. Fotografías, en las cuales la Tierra se mostraba como una esfera azul, solitaria y sumamente precaria, en medio del espacio estelar. Unas imágenes que ayudaron a formar el imaginario de muchos movimientos contraculturales de los sesentas. En los cuales, se mostraban estas imágenes para subrayar el hecho de que, a pesar de las diferencias ideológicas que en la década dividían al mundo en dos hemisferios irreconciliables, todos eran al fin y al cabo habitantes del mismo planeta.

Una idea que personajes tales como Buckminster Fuller hizo suya. Ya desde sus famosos Earth Games, o con a través de su famosa frase que describía al planeta como “nave espacial Tierra”. Representaciones del planeta que por otra parte fueron claves para el grupo entorno a Stewart Brand y su Whole Earth Catalog. Publicación que en cada una de sus ediciones, reproducía en su portada la solitaria imagen del planeta azul en medio de la oscuridad absoluta del espacio profundo. Las herramientas, conocimientos y tecnologías que allí se difundían, apelaban a la generación de una plataforma de sobrevivencia para un escenario caracterizado por la precariedad del equilibrio del planeta.

Las imágenes de la Tierra vista desde el espacio – tal como eran reproducidas por el Whole Earth Catalog – acompañaron además a otros discursos contraculturales, tales como los primeros movimientos ecologistas, los hippies y los científicos radicales de la costa Oeste, tales como Gregory Bateson.

De ahí la importancia que pueden tener para los futuros discursos globales las imágenes de la Tierra entregadas por el equipo GOCE la semana pasada. Mientas que las vistas desde el espacio daban cuenta de una Tierra que aunque frágil, solitaria y precaria, podían en ultima instancia a alcanzar un estado de equilibrio o – para ponerlo en términos biológicos – de homeostasis. El reconocimiento de una naturaleza, que a pesar de los desequilibrios que el hombre pudiera ejecutar sobre el ecosistema global, siempre era posible que la Tierra – a través de sus ciclos naturales – pudiese devolvernos al estado de equilibrio perdido. Este es el argumento detrás de muchos de los movimientos de ecologistas de los setenta, o de los grupos en torno a la labor del Club Sierra, para quienes la preservación no tiene otro sentido que dejar a la Tierra actuar y de esta manera poder restablecer el orden perdido.

Sin embargo, lo que vemos en las imágenes entregadas por el GOCE hacen referencia a cualquier estado, menos el de equilibrio. A pesar que es tan sólo un modelo de la Tierra y no una fotografía, no es menos fuerte el efecto de una representación que muestre al planeta no como un objeto que tienda al equilibrio, sino que como un objeto sujeto a fuerzas que lo deforman, la abollan y transforman.  Mientras que las tranquilas imágenes de la Tierra vista desde el espacio apelaban a un “dejar hacer a la naturaleza”, estas imágenes apelan en cambio a un rol mucho más activo por parte de nosotros – sus habitantes – dentro de las futuras políticas ambientales.

No es trivial que estas gráficas sirvan a la larga para el estudio de escenarios de catástrofe como son los terremotos y el cambio climático global. Todavía es pronto para saber claramente qué discursos se podrán alinear detrás de estas imágenes, pero una cosa si se puede adelantar : y es que si no se toman las decisiones y políticas adecuadas a escala global, la “nave espacial Tierra” se volverá una casa móvil abollada de difícil reparación.VKPK.